ACUÍFEROS
Las aguas subterráneas serán las protagonistas
hídricas de 2022
Hacer visible lo
invisible. Naciones Unidas ha anunciado que el Día Mundial del Agua de 2022
estará dedicado al agua subterránea, que representa el 97% de los recursos del
líquido elemento disponibles en el mundo y cuyas reservas corren serio peligro
por el cambio climático y la sobreexplotación
El
Ágora
Madrid | 30 agosto, 2021
Por mucho que normalmente sean los ríos y lagos los
que atrapan nuestra imaginación cuando hablamos de agua dulce, en realidad
nuestra principal fuente de este preciado recurso corre bajo nuestros pies.
Aunque pasen desapercibidas, las aguas subterráneas que se
encuentran repartidas en acuíferos a lo largo y ancho del mundo representan el
97% de los recursos del líquido elemento disponibles para
consumo humano, además de cumplir otras importantes naturales como la de
sostener los ecosistemas acuáticos y mantener el flujo base en los ríos. Sin
embargo, a pesar de ser también un elemento de almacenamiento crítico para la
adaptación al cambio climático, la extracción insostenible de
las reservas de los acuíferos y el aumento de las temperaturas
derivado de la actividad humana están poniendo en serio peligro estos recursos
de valor incalculable, que necesitan ser mejor estudiados y conservados.
Ante esta situación, Naciones Unidas ha decidido que el tema del Día Mundial del Agua de 2022, que se
celebrará como todos los años el 22 de marzo, tendrá como objetivo hacer
visible lo invisible y situar las aguas subterráneas en el centro de la
conversación hídrica global.
“Dependemos en gran medida del agua subterránea que usamos todos
los días, pero mucha gente no lo sabe. El Día Mundial del Agua 2022
tiene que ayudar a que las personas, la sociedad civil, el sector privado, las
organizaciones internacionales y los gobiernos, es decir, a toda la comunidad
internacional, vean que necesitan hacer que el agua sea más visible. Tenemos que trabajar juntos para que todos los
países puedan gestionar de forma sostenible sus recursos hídricos”, ha asegurado Abou Amani, director de la División de Ciencias del
Agua de la Unesco. “El informe proporcionará un análisis detallado del
contexto, los desafíos y las oportunidades relacionados con las aguas
subterráneas”, ha explicado Michela Miletto,
coordinadora del Programa Mundial de Evaluación de los Recursos Hídricos de la
Unesco, que ha avanzado algunos descubrimientos clave como el hecho de que la
evolución de la extracción total de agua subterránea ha sido realmente grande a
nivel global, pero es especialmente preocupante en
un puñado de países liderados por India, EEUU y China, que son
responsables de más de la mitad de la explotación. “Para explotar todo el
potencial de los acuíferos a nivel mundial, la asunción de responsabilidades,
el intercambio de conocimientos, la difusión de buenas prácticas y
la colaboración deberán estar en el centro”, ha señalado.
Estas declaraciones apuntan a algo que debería ser evidente
pero todavía no lo es para mucha gente: las aguas subterráneas
son absolutamente clave para la supervivencia del planeta. De hecho, la
humanidad lleva milenios cubriendo gran parte de sus necesidades de agua de
buena calidad con recursos subterráneos, pero es sobre todo a partir del siglo
XX cuando se transformó en un recurso clave de respaldo
del bienestar humano y el desarrollo económico, sobre todo en los
sectores agrícola e industrial. Es más, en tan sólo cinco décadas se ha
triplicado la utilización de este recurso, que en la actualidad satisface las
necesidades básicas de 2.500 millones de personas,
casi el 50% de la población mundial, además de suponer casi al 43% de toda el
agua utilizada para riego en la agricultura.
Sin embargo, la sobreexplotación de este recurso, sumado a la presión
que ejercen las altas temperaturas derivadas del cambio climático, está
agotando los principales acuíferos del mundo. De hecho, ya hay regiones
especialmente en el Norte de África y Oriente Medio que dependen en gran medida
del agua subterránea para la producción de cultivos y ya están experimentando
una disminución de los flujos de ríos y arroyos. Y las proyecciones son incluso
peores: entre el 42% y el 79% de las reservas de aguas subterráneas donde hay
bombeo, no podrá mantener los ecosistemas acuáticos asociados para el año
2050.